La leche materna es el mejor alimento que se puede ofrecer a un niño o niña apenas nace, no solo por su contenido nutricional, sino también por su contribución emocional, ya que el vínculo afectivo que se establece entre la madre y su hijo (a) constituye una experiencia especial, singular e intensa, que vincula al padre y a la familia.
Entorno a la lactancia materna existen muchos mitos que no son ciertos y es importante aclarar información que puede ser errada y traiga como consecuencia la desincentivación de la práctica de la lactancia materna, estos mitos son:
Mito: La madre solo debe tomar alimentos producidos por la tierra mientras lacta.
Durante muchos años se creyó que las madres lactantes deberían tener una alimentación netamente orgánica para no afectar la leche que
producen; sin embargo, no es necesario ser tan radical, basta con tener una alimentación balanceada y completa en nutrientes.
Si una madre percibe que su bebé podría tener una intolerancia o una alergia alimentaria, lo mejor es consultar a un nutricionista al confirmar la causa para hacer cambios en la alimentación.
Mito: La madre lactante no produce suficiente leche, por lo que el bebé se queda con hambre.
Casi todas las madres lactantes producen la cantidad correcta de leche para sus bebés. La producción de leche materna se da por la técnica de
amamantamiento y la frecuencia de la lactancia.
Mito: La madre debe lavarse los pezones antes de dar el pecho.
No es necesario lavarse los pezones antes de amamantar. Los bebés se encuentran familiarizados con los olores y los sonidos de su madre
La lactancia no debe ser una práctica complicada y difícil, debe ser algo agradable para ambos, madre e hijo. En caso de tener problemas con la lactancia es importante acudir a grupos de apoyo para evitar interrumpir esta práctica y alimento insuperable nutricionalmente.