Los niños, en sus primeros años, son propensos a contagiarse de enfermedades que pueden manifestarse a través de alteraciones en la piel (mancha o ronchas de color rojo o rosado que aparecen en distintas partes del cuerpo). Estas alteraciones producen picazón o rasquiña.
La mayoría de estas enfermedades no vuelven a presentarse a lo largo de sus vidas. Se trata de las enfermedades eruptivas. Dentro de este grupo, se encuentran estas seis enfermedades: la escarlatina, la roséola, la rubeola, el sarampión, la varicela y el virus de boca, manos y pies.
Una de las principales características de las enfermedades eruptivas es su alta frecuencia de contagio. Cuando estás enfermedades están iniciando, no generan muchos síntomas, lo que permite que bebés y niños sigan su rutina como de costumbre, lapso en el cual -sin saberse – esparcen los virus.
Si de síntomas se trata, es común que en estas enfermedades se presenten manifestaciones respiratorias como la secreción nasal, tos, fiebre o diarrea.
Es importante controlar la fiebre, cuidar la piel del niño, no suspender el baño diario e iniciar el aislamiento para proteger a otros niños y mujeres gestantes.
Es clave evitar que los niños se rasquen las erupciones porque pueden quedar cicatrices en la piel, especialmente en el sarampión y la varicela. Recortar las uñas de las manos al niño, usar las cremas formuladas por el pediatra, utilizar compresas de agua tibia, son buenas medidas de prevención para evitar secuelas en la piel del infante.
Pero lo más importante es tener al día el esquema de vacunación, lo cual los protegerá contra estos y otros virus, previniéndolas en algunos casos y disminuyendo los síntomas y complicaciones de la enfermedad en otros.
Cuando observe cualquiera de los síntomas que pueden indicar que el niño ha contraído una enfermedad eruptiva, debe consultar de manera inmediata con el pediatra.
Tengamos presente que no todo brote en la piel corresponde a un síntoma de las 6 enfermedades arriba mencionadas. Hay brotes causados por alimentos, materiales, prendas, etc., como es el caso de las alergias. Estas erupciones desaparecen, generalmente, en uno o dos días.
Los adultos tenemos el compromiso de mantener la salud de nuestros niños. Por eso, es necesario que sepamos identificar cualquier tipo de alteración física y de salud que se les presente. Precisamente, ayudar a los padres en esta tarea es el objetivo de este escrito.
Veamos a continuación los tipos más comunes de brotes en los niños.
Virus de boca, manos y pies: Se trata de una enfermedad benigna causada por varios virus de la familia del enterovirus, que se presenta especialmente en niños de entre uno a cinco años de edad.
Síntomas. La enfermedad se caracteriza por la erupción de pequeñas ampollas dentro y fuera de la boca (paladar, lengua, encías, labios, etc.), el área del pañal, las palmas de las manos, plantas de los pies y, a veces, también en los dedos
Contagio. El contagio se produce de persona a persona a través de las secreciones salivares (tos, estornudos y besos), aunque también puede producirse mediante el contacto directo con el líquido de las ampollas de la persona afectada, o con sus heces (por ejemplo, durante el cambio de pañal)
Escarlatina: Un grupo de bacterias llamado estreptococos causa la escarlatina. Estas bacterias a veces producen una toxina que causa un sarpullido “escarlata” que le da el nombre a la enfermedad. Es una infección común entre niños de dos a ocho años.
Síntomas. Inflamación de las amígdalas y los ganglios del cuello, fiebre muy elevada (de hasta 40°) de inicio repentino, dolor de garganta y cabeza, vómitos ocasionales.
Contagio. Se propaga a través del contacto con las secreciones respiratorias de personas que tienen la bacteria (frecuentemente en la garganta) o por el contacto con objetos y superficies que están contaminadas con el patógeno.
Roséola: Se trata de una enfermedad benigna provocada por el virus del herpes.
Síntomas. Fiebre muy alta (más de 39°) de inicio repentino y sin causa aparente. La fiebre dura aproximadamente tres días, y puede ir acompañada de otros síntomas como congestión nasal, enrojecimiento faríngeo, de los tímpanos, de los lagrimales y aumento de tamaño de los ganglios de la nuca.
Es curioso: la roséola no produce rasquiña y se manifiesta a través de manchitas rosadas cuando la fiebre ya ha desaparecido.
Contagio. La transmisión se produce a través del contacto con secreciones respiratorias y saliva, tanto de niños con la infección, como de otros que tengan el virus, pero estén asintomáticos, ya que tras la infección el virus se queda en el organismo latente y se sigue eliminando.
Rubeola: Se trata de una enfermedad altamente contagiosa producida por un virus. Es especialmente peligrosa si una mujer la contrae durante el embarazo, por lo que la única prevención es mediante la vacunación.
Síntomas. Son normalmente leves, siendo comunes el malestar general, dolor de cabeza y fiebre, además de una erupción cutánea similar a la que aparece con el sarampión.
Contagio. El virus se propaga a través del aire o por contacto directo. La persona infectada puede contagiar incluso una semana antes de que le aparezcan los síntomas y hasta una o dos semanas después de que hayan desaparecido.
Advertencia. Es muy importante que toda mujer en edad fértil esté protegida contra la rubeola, ya que es riesgoso que contraiga esta enfermedad en los 6 primeros meses del embarazo.
Síntomas. Fiebre alta, tos y conjuntivitis. Brotes en el rostro, la cabeza y el cuello, que se van extendiendo a otras partes del cuerpo; son ronchas rojas que tienden a agruparse. Pueden aparecer también unos puntos con borde rojizo que ayudan a confirmar el diagnóstico, pues sólo se ven en esta enfermedad. El sarampión, en caso de complicarse, puede derivar en otitis, neumonía o encefalitis.
Contagio. El contagio se produce por contacto con gotas que provienen de la nariz o la boca de una persona con la enfermedad.
Varicela: Se trata de una enfermedad infecciosa de origen vírico. Aunque en la infancia suele tener un curso benigno, puede ocasionar serias complicaciones en caso de que la contraiga una mujer durante su embarazo.
Síntomas. Los síntomas iniciales son malestar general y fiebre. Después aparecen las lesiones en forma de pequeñas ampollas llenas de líquido, que suelen empezar detrás de las orejas, en la nuca, el cuero cabelludo y la cara, hasta que van expandiéndose poco a poco por el todo cuerpo.
Contagio. La enfermedad es causada por un virus y es muy contagiosa. El 80 por ciento de las personas que entran en contacto con un enfermo acaban contrayéndola también. El contagio se produce tanto por aire como por contacto.
Si bien muchas veces la varicela puede ser una enfermedad inofensiva, otras veces puede complicarse y dejar a los niños con las defensas disminuidas, lo cual provoca que contraigan otras enfermedades.
Advertencia. Tenga en cuenta que el segundo caso familiar de varicela es generalmente más severo y debe ser tratado con antivirales. Si un hermano del niño enfermo se brota también, es importante consultar con el médico.
Nota: este texto ha sido construido consultando distintos materiales publicados en internet por diferentes médicos. El siguiente link corresponde a uno de ellos.